Sonotones, coregas e imsersos
Quien traspasa la barrera de los 65 puede entrar de lleno en una dinámica en la que básicamente le llegan dos tipos de ofertas: las de sonotones, coregas e imsersos, y la de los hijos para que cuiden a sus nietos, o sea, ejercer el rol de abuel@.(bueno, esto último no es una oferta, suele ser una obligación)
Y si a esto le añadimos entre otras, lindezas como ésta: “ABUELO, USTED DESCANSE QUE YA HA TRABAJADO MUCHO”, estamos ante una ¿nueva etapa? denominada eufemísticamente 3ª edad.
A ver, a ver… una cosa es el imaginario popular, que por supuesto se alimenta de realidades y otra la “realidad real”.
Ronda por ahí un dicho popular que dice: “El joven tiene tiempo y energía, pero no dinero; el adulto tiene dinero y energía, pero no tiempo y el anciano tiene dinero y tiempo, pero no energía”. Una frase llena de inexactitudes (y más hoy en día) pero que define perfectamente la imagen de bloques que vivimos. Y si lo traspasamos al terreno del marketing y de la comunicación, el bloque que estamos tratando, el de la 3ª edad, pasa a ser un segmento residual pocas veces apetecible a priori.

De senior a yayo. (¡No hay derecho!)
¡Ya está bien!
Ayer eran los “senior”, gente que formaba parte del mercado más interesante: consumidores de productos, hipotecas, medios de comunicación, restaurantes, coches y viajes…
De golpe, de un día para otro, una vez traspasado el umbral que marca la ley y establece el DNI, pasan a ser jubilados, yayos o ancianos.
Pues no. El concepto “yayos/ancianos” se ha de reservar para los más decrépitos (con cariño lo digo). Los jubilados son, en una gran mayoría, un grupo analógico de nacimiento pero que en una gran parte vive o convive con lo digital. Inquietos, curiosos, marquistas, amantes de la buena vida (quién no), críticos y exigentes (especialmente en las últimas épocas). Gente que ha vivido y movido la economía (macro y micro). Un grupo que no ha dejado de comprar ni de moverse, ni de interesarse por…. Lo seguirá haciendo de forma más selectiva pero no por ello dejará de consumir. Y en la mayoría de los casos continuará durante muchos años gracias a la preocupación por la imagen, la salud y la medicina, que todo hay que decirlo.
Bueno, pues a pesar de estas consideraciones (válidas para los pre y jubilados y de escaso interés para los más jóvenes) ahora resulta que por segmentaciones marketinianas este grupo, bloque o nicho pasa prácticamente a la reserva.
Pues no. El mero hecho de pasar a esta franja, no significa que pases a la reserva. ¡Qué va!
Y digo yo: si estamos de acuerdo con lo expresado, ¿por qué no pueden seguir siendo público objetivo de la mayoría de acciones que se puedan realizar más allá de los audífonos, el imserso o las residencias?
Lo pueden ser por supuesto, de forma distinta posiblemente pero efectiva. Obviamente no es el target ideal para “turismo aventura”, “moda vanguardista”,… pero turismo, moda, restauración, gadgets, cultura, y muchísimos ítem más, sí.

Pero analicemos un poco más este grupito de marras, Y hagámoslo a través de clasificaciones, que a todos nos encanta. Aquí va la mía: desde el punto de vista de la comunicación y por lo tanto del marketing, personalmente veo que dentro de este grupo hay 3 grandes subgrupos:
aquellos que no aceptan/resignan a pasar a la reserva
los que están soñando con que llegue esta etapa para cortar por lo sano con las obligaciones y dedicarse a… ¿vivir por ejemplo?
Una variante del punto 2 que se refiere a aquell@s que su rol en la vida actual es el de abuelo/a o practicar el noble arte de “gandulear”. A estos últimos, solo desearles que sean felices, que se lo han ganado.
Los 2 primeros, ojito señores del marketing, forman parte activa del mercado.
A su modo, simplemente están más tranquilos y relajados. (Bueno, no todos los casos) Y no podemos olvidarles ni despreciarlos. Disfrutan de aquello que pueden presumir, la experiencia, y por ello están de vuelta de falsas promesas. Pero siguen consumiendo, por hábito y necesidad. Es una fase más de la evolución natural.
Este mercado no podemos abandonarlo ni excluirlo.
Un mercado que nos guste o no, está en crecimiento. Un grupo de personas que está cada vez más inmerso en la movida tecnológica y como tal, quieren verse representados en dicho mundo tal y como son. Debemos recordar que son un mercado con poder adquisitivo y un interés creciente por ser tomados en cuenta. ¿Quién podía pensar hace años en los tintes divertidos y alocados para “las abuelas”, las cremas faciales para “los abuelos”, las “salas de ligue y alterne” digitales o presenciales para tod@s, los viajes de placer que no han podido realizar por estar trabajando o cuidando de los hijos?
De verdad, ¿creéis que el dejarlos de lado (en la reserva) es la mejor opción?

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